jueves, 9 de septiembre de 2010

Sin título

(Sin Título)

Del dolor nacen las melodías, más extrañas e imperfectas, son las voces del verdadero universo, despiadado en su belleza, locuaz y cegador. La creación es el primer sendero hacia la total aniquilación de la percepción.

Para sonreír es necesario llegar hacia lo más hondo, lo más oculto, el laberinto fantasmagórico de las creencias, la esencia arremolinada del pasado, el mundo del que apenas somos un fragmento irreconocible.
Ese es el rostro verdadero, el de los secretos y silencios, los túneles inaccesibles de la locura, donde sólo una llave abre todas las puertas hacia lo eterno.
Incorpóreo es nuestro rastro efímero y vulgar sobre la tierra, apenas una huella desdibujada por los remolinos de la conciencia, apenas eso somos, vanas ilusiones, perdiéndonos en cúmulos de esperanza, en sueños irrealizables, en el mágico néctar de la imaginación y la fantasía.
No es una ilusión, una apariencia.

En realidad, nada existe.

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