jueves, 9 de septiembre de 2010

El postre

CENA

Pusieron la mesa,
quitando la almohada.

Los comensales se preparan,
el alimento está servido.

Con el deseo de la ingesta,
los protocolos se olvidan.
Casi sin emitir sonidos,
los rituales comienzan.

Como animales salvajes, lamiendo las salsas
y mordisqueando los huesos.

De un sabor único, están untados,
hasta el último rincón son devorados.

De a pequeños bocados come frutos prohibidos,
hasta el último recuerdo de sus jugos, se bebe.
Extrayendo el preciado néctar, de brotes floridos,
prueba el más puro dulce, de todas las mieles.

Las llamas incandescentes de la cena nocturna
derriten todo dulce, postre o helados
y trepitosamente invaden la boca,
desbordan los labios.

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