jueves, 9 de septiembre de 2010

“Aunque ya hay demasiadas, muchas…”

Aunque ya hay demasiadas, muchas…

Escribir algo debería resultarme más fácil, No sé en qué momento empezó a costarme tanto algo tan sencillo como juntar letras y luego palabras con algún sentido en particular, o por qué no, sin ningún sentido.

Seguramente debió haber pasado algo en mi psiquis, algún acontecimiento. Un momento exacto en el que empezó a complicárseme.

No sé que podría pasar en mi cabeza: “La Nada” como en La historia sin fin Avanza destruyendo fantasía”. Me pregunto si será por mirar televisión o por algo que pude haber consumido (espero que no haya sea por el azúcar)

Igualmente mi entorno no es para nada propicio para la creación literaria, hay que ver las cosas dentro de su contexto. El mostrador…las cajas…la radio…la puerta abierta… Con un frío polar, con la puerta abierta…con la estufa prendida (pero con la puerta abierta). Y me interrumpen para preguntarme “si no me molestaría convidar fuego” ¡! Convido… pero sí, me molesta.

Bueno, retomo y vuelvo a mi problema existencial, que surge a raíz de este relato y le da raíz a este relato. ¿Por qué me cuesta escribir? Existe algún impedimento? Puede ser porque mis pretensiones sean elevadas. Es que quisiera poder poner en palabras algo espectacular, que genere cosas, sentimientos, imágenes…pero otra vez tropiezo con “La Nada”.

Cuando digo “La Nada” léase por favor con voz gruesa, con énfasis (al estilo de “La Momia”) Por que “La Nada” es algo, no es una no cosa, un vacío. Es una entidad real y física, concreta, pesada, voraz.

A pesar de esto, yo se que mas allá de “La Nada” hay cosas… Hay muchas cosas, todo el tiempo. De hecho “La Nada” también es algo.

Tal vez no sean sólo mis pretensiones, puede ser que también sea una cuestión de comodidad: es más fácil decir nada que NO decir nada; es decir, decir algo. Es muy confuso.

Existe la posibilidad de que quiera esconderme en la confusión a modo de escudo protector, (llámese velo, mascarilla o traje de astronauta) para ocultar algo que sí existe pero que creo que no vale la pena traducir en palabras. Puede ser por cobardía o tal vez porque esta traducción podría implicar también una traición.

Esto es algo muy pero muy grave, espero que sea tomado con la seriedad que merece la palabra traición. Existen muchos tipos de traiciones, pero correr el riesgo de transformar una idea en otra cosa por no encontrar palabras adecuadas, es algo así como matar a un no-nacido… un aborto literario.

Puede ser que no se me entienda, pero a mi criterio todavía hay cosas para las que no se han hecho las palabras adecuadas. Seguramente antes de proponerme algo así como inventar un texto, tenga que primero inventarme las palabras.

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